lunes, 27 de mayo de 2013

Modelos de evaluación



Propuesta de Perez Juste, R. basada en tres momentos que evalúan el programa en si, su implantación, y sus resultados.



Primer momento: Evaluación del programa.
El objetivo de esta fase de la evaluación es establecer la calidad técnica del programa, su viabilidad práctica y su evaluabilidad.
A partir de técnicas como el análisis documental, el de registros, la prospección, el juicio de expertos o la técnica Dhelpy,  se recogerá información sobre el programa como: su fundamentación, su formulación y su relación con las carencias, necesidades y demandas de los destinatarios.
A partir del análisis de la información recogida se deben responder preguntas como:
  • ¿Los objetivos son pertinentes? Es decir ¿Está justificado realizar un programa de atención y seguimiento para las personas dependientes en este centro de día?
  • ¿El programa de atención y seguimiento surge de una necesidad o demanda real?
  • ¿Los objetivos del programa son adecuados a las necesidades de sus destinatarios?
  • ¿Existen suficientes medios y recursos para conseguir los objetivos que se proponen?
  • ¿Los planteamientos de evaluación respetan las exigencias técnicas?
  • ¿La formulación del programa respeta las exigencias técnicas?
  • ¿La implantación del programa es viable? ¿Se adecua a las circunstancias del centro de día?
  • ¿Los diferentes componentes del programa son evaluables? ¿Se describen claramente todos sus elementos fundamentales? ¿Podemos describir criterios para valorarlos?

Dependiendo de cual sea la respuesta a estas preguntas se podrán tomar decisiones que afecten a la mejora del programa, o en caso de dificultades o problemas graves a su retirada.
Segundo momento: Evaluación del proceso de implantación del programa.
El objetivo de esta fase de la evaluación es acumular información que posibilite tomar decisiones de mejora a tiempo.
A partir de técnicas como la observación, las entrevistas, el análisis de tareas o los diálogos se recogerá información sobre el desarrollo del programa, sobre resultados intermedios y sobre efectos no planeados.
Esta información se analizará mediante sesiones de grupo o debates para proponer las siguientes cuestiones:
  • ¿En la implantación se cumple lo planificado?
  • ¿Es coherente con la institución la implementación del programa?
  • ¿En que grado es eficaz a partir de una aplicación parcial?
  • ¿Los destinatarios se sienten satisfechos? ¿Obtienen mejoras o beneficios gracias al programa?
Teniendo en cuenta las respuestas a estas preguntas se podrán realizar ajustes parciales que mejoren la implementación, o si es el caso de encontrarse con problemas graves se puede llegar a suspender su implementación.
Tercer momento: Evaluación de los resultados de la aplicación del programa
El objetivo de esta fase de la evaluación es comprobar la eficacia del programa.
Se recogerá información sobre los resultados del programa en relación con los objetivos de éste, así como de otros efectos que se hayan podido producir, ya sean positivos o negativos.
En base a la información recogida y teniendo en cuenta referencias como la situación de partida, criterios preespecificados o niveles de otros programas, nos plantearemos cuestiones como:
  • ¿Es el programa eficaz? ¿El programa consigue sus objetivos? ¿La situación de los destinatarios ha mejorado en relación a la situación anterior a la aplicación del plan? ¿En igualdad de condiciones se consiguen resultados iguales o parecidos a programas similares?
  • ¿Es el programa eficiente? ¿El coste en recursos del programa es menor que sus beneficios?
  • ¿Tiene efectividad? ¿En relación con los recursos invertidos los resultados son los esperados?
  • ¿Los destinatarios se sienten satisfechos de los resultados del programa? ¿Obtienen los destinatarios beneficios a través del programa?
Finalmente, las respuestas a estas cuestiones nos permitirán decidir la continuación o no del programa, y las posibles propuestas de mejora de cara a otras ediciones.


Propuesta de STAKE para la evaluación de programas:


Este autor propuso el modelo “de la figura” (1967), cuyas líneas básicas son:
  • Descripción del programa, concretando en concretado en las operaciones, resultados y antecedentes previstas o supuestas y en las que realmente ocurren. Reconociendo que la evaluación debe ser valorada por todos los implicados.
  • Diversidad de datos, distinguiendo además de la descripción, el juicio, y la base lógica, tres grupos de información:
    • Las referidas a los antecedentes, transacciones y resultados.
    • Las referidas a la descripción (intenciones y observaciones)
    • Las referidas al Inicio (Normas y juicios).
  • Análisis de las contingencias y las congruencias entre los antecedentes que se plantearon y los que realmente se han logrado.

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